¿Ser padre transforma tu cerebro?

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Tener un hijo no sólo transforma la vida de una pareja y cambia su forma de pensar, sino que el mismo hecho de ser padre detona una serie de cambios que originan una reprogramación y renovación en el cerebro. Fuente: Photos.com
Salud180, El estilo de vida saludable

POR: J. Manuel Reyes

Editor de Salud180.com Aficionado a las nuevas ideas. Una palabra lo cambia todo.

27-03-2013

Tener un hijo no sólo transforma la vida de una pareja y cambia su forma de pensar, sino que el mismo hecho de ser padre detona una serie de cambios que originan una reprogramación y renovación en el cerebro, como lo confirman una serie de estudios científicos.

 

Más allá del renombrado lazo innato entre una madre y su hijo, al parecer los son los retos de cuidar al niño los responsables de una serie de modificaciones en aquella persona al momento de ser padre.

Entre los cambios en la estructura cerebral relacionados con la maternidad se encuentra el aumento de materia gris en áreas asociadas al cuidado infantil, de acuerdo con una investigación de los neurocientíficos Elizabeth Meyer y Craig Kinsley, publicada en la revista Mente y cerebro

 

Los cambios en el encéfalo materno preparan a la mujer para enfrentar las amenazas; al mismo tiempo, también aumenta la audacia en la búsqueda de alimentos y ante situaciones de peligro.

A pesar de que existe una ligera pérdida de agudeza mental, la maternidad no sólo ocasiona este tipo de alteraciones neurológicas positivas en las mujeres, debido a que también se ha demostrado que el cerebro mejora en muchos aspectos en diversas especies animales.

 

Por otra parte, el neurocientífico Brian Mossop explica que al momento de ser padre, el encéfalo de un hombre experimenta una renovación neuronal en beneficio de su hijo.

En este sentido, el cerebro del padre crea neuronas suplementarias y experimenta cambios tras el nacimiento de un hijo, por lo que la influencia mutua genera beneficios para ambos.

 

Al respecto, el especialista detalla que la presencia de la figura paterna desde que se nace puede influir en el desarrollo de comportamientos sanos posteriores.

Lo anterior obedece a que el cerebro de un niño se crea conforme trata de darle sentido al mundo que le rodea, por lo que las experiencias iniciales resultan cruciales para su salud.

 

Los primeros días tras el nacimiento, el encéfalo se asemeja a una esponja que se empapa de su entorno sensorial, por lo que ser padre tiene la implícita tarea de darle sentido al mundo exterior e interior del niño, transformando y renovando, a su vez, su propio cerebro.
 

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