Carta para quienes tienen hijos, de una mamá que perdió al suyo

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Un mensaje para quienes tienen hijos, de una mamá que perdió al suyo
Salud180, El estilo de vida saludable

POR: ActitudFem

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19-07-2016

Bien dicen que el dolor más fuerte que puede vivir cualquier madre o padre es que su hijo fallezca antes que ellos.

Ashley Grimm perdió a su hijo de cuatro años en un accidente automovilístico, cuando viajaba por carretera con él y sus otros cuatro hijos.  Después de esta trágica experiencia escribió un post de Facebook en el que relata su accidente, el dolor que significó la muerte de Titus y la forma cruel en que la gente habló de ella al culparla de lo que pasó.

 

Sobre todo, escribe para quienes tienen hijos e hijas y les da varios y valiosos consejos. Entre ellos, el de abrazar a sus bebés, empaparse de su aroma y mirar el inocente brillo de sus ojos.

 

 

"Como algunos de ustedes saben, he pasado por la peor pesadilla de cualquier madre. El 2 de junio perdí a mi hijo más pequeño en un horrible accidente automovilístico. Yo iba manejando. Me había detenido en una gasolinería a checar cada cinturón y manejé por el camino curvo y montañoso hacia casa de mi familia...

 

"Mi hijo solía hacer todo lo que pudiera para quitarse el cinturón de seguridad en el auto (“Flash no usa cinturón, yo soy Flash, mamá"). Intentamos con asientos y arneses de cinco puntos, boosters, creo que incluso bridas en algún momento (probablemente tampoco son muy seguras), pero él siempre lo vio como el reto de un superhéroe. Él era un superhéroe porque siempre lo logró. En promedio, podía detenerme tres o cuatro veces antes de cualquier viaje para ponerle el cinturón otra vez...

 

"Apenas llevábamos cinco minutos cuando una gran roca rodó hacia mi carril. La roca golpeó mi eje y nos lanzó hacia la orilla de un acantilado. Nuestra camioneta de 13 pasajeros rodó y mi hijo se fue instantáneamente. Nuestras vidas se destruyeron. Al pequeño niño que había sido mi orgullo y alegría me lo quitaron cruelmente en cuestión de segundos...

 

"Recuerdo haber sido aplastada entre mi consola (sin bolsa de aire) y nuestra camioneta de tres toneladas. Tenía sangre por todos lados. Luché y luché y después perdí el conocimiento. Cuando desperté, estaba sacando a mi bebé de su asiento para auto (estaba de cabeza) y tratando de sacar a cada niño (cinco de mis hijos estaban conmigo) de la camioneta. Cuando fui hacia Titus luché con toda mi fuerza para levantar el peso de la camioneta de su pequeño cuerpo.

 

"Mi hijo de ocho años trataba de ayudarme. Sólo podía ver la mitad inferior de su cuerpo. Sobé su estómago e intenté leves compresiones. Pero ya se había ido. Fue una muerte instantánea, lo cual sólo me da alivio porque sé que no sintió dolor. Lo que siguió fue borroso. Me negué a recibir tratamiento de los paramédicos hasta que me dejaran abrazar a mi hijo muerto...

 

"A todos los demás se los llevaron en una ambulancia para atenderlos. Me llevaron y sedaron, pues el shock me tenía inconsolable. Fue dos días después que lo vi en Facebook. Las noticias reportando la muerte de mi hijo como si hablaran de que el clima podía cambiar, o que un nuevo planeta había sido descubierto. Agradecí que dijeran que no hubo drogas o alcohol involucrados...

 

"Pero no fue eso lo que dolió. Los lectores comentaron las cosas más crueles sobre la horrible madre que soy. Cómo me lo merecía. Cómo debían quitarme a mis hijos. Quería golpearlos, sacudirlos. Decirles cuán cercanos éramos, cuánto luché por mantenerlo a salvo. Cómo teníamos un beso especial de buenas noches y una noche de McDonald’s a la semana. Quería gritar que él siempre me dijo que quería casarse conmigo, que era la mejor mamá del mundo. Que él me construía naves de Lego, tomaba siestas en mi cama mientras tomaba mi mano con sus pequeños dedos.

 

Y lo que quiero decir (si has llegado hasta aquí, eres muy paciente y generoso) es esto. Y puedes compartirlo con cualquier mamá que conozcas.

 

- Tal vez acabarse el brócoli en la cena no es tan importante como creemos. Mira cómo tus hijos comen y odian el maíz (Titus odiaba el maíz). Tal vez aún pueden comer helado – quizá aún algunas veces – aunque todavía tengan verduras en el plato.

 

- Aprende a pretender. Métete en su mundo. Aprende a jugar Xbox con ellos. Quiere su hermosa y fugaz imaginación. Déjalos creer que son el Capitán América o la reina Elsa. Métete en sus mentes. Mira cómo piensan. Los platos van a seguir ahí.

 

- Toma cada abrazo y beso que te dan, incluso los que usan para salirse de la cama en la noche. Y de verdad apretújalos.

 

- Detente y mira los bichos, las rocas, las ramas, el atardecer. Baja la velocidad, mamá, bájala.

 

- Diles que los amas. Pero míralos a los ojos y dilo de verdad. Diles que pueden hacer cualquier cosa, cualquier cosa que deseen hacer.

 

- Sí, deben ser responsables pero, a veces, la gracia es la respuesta. Tal vez, sólo tal vez, no terminarán arruinados si dejamos que se nos vayan algunas cosas.

 

- Nunca juzgues a otra mamá. No conocemos la historia completa, no sabemos. Simplemente no sabemos.

 

- Ve a abrazar a tus bebés ahora mismo. Empápate de su aroma, mira el inocente brillo en sus ojos que está perdido en alguna parte entre la niñez y la adultez. Siente de verdad cómo te abrazan. Deja tu teléfono y míralos a través de tus ojos, y no sólo a través del lente de tu cámara. Recuerda cómo se siente su cabeza en tu hombro, su mano en la tuya, sus besos mojados en tus mejillas. Amamántalos una vez más. Dormir está sobrevalorado. Escucha cinco minutos más de Star Wars, Minecraft y las princesas de Disney.

 

Mamás, abracen fuerte a sus hijos. Cuán bendecidas son de tener a unos únicos, hermosos, pequeños humanos. De mi corazón al suyo. Ashley

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