Trucos para evitar el mal del puerco

Es común que tras darle rienda al paladar y disfrutar de un rico menú, no solo te sientas satisfecha, sino con unas tremendas ganas de dormir.

Sí, una vez que te pega el mal del puerco, no hay manera de que los ojos no se te cierren y lo único que anheles sea salir de la oficina y llegar a tu cama…

¿Por qué da?

Nuestra energía se concentra en la digestión y otras partes del cuerpo lo resienten. El flujo sanguíneo se envía hacia los vasos sanguíneos del aparato digestivo para absorber los nutrientes y, por ende, el paso de sangre al cerebro y otros órganos disminuye.

Además, interviene un proceso hormonal: al tener hambre aumentan los niveles de la ghrelina y, al saciar el apetito, se produce la leptina, que produce somnolencia.

La buena noticia es que hay ciertas formas, recomendadas por la National Sleep Foundation, para evitar que el sueño post comida se apodere de ti:

- No abuses de las grasas saturadas, carbohidratos y azúcares en la comida

- Evita comer en exceso

- Procura trabajar e intercambiar ideas con tus colegas para mantener tu mente activa

- Opta por la cafeína, pero sin abusar de su consumo

- Organiza bien tu agenda de trabajo. Arranca con lo más tedioso o mecánico y deja lo que más te agrada para el cierre de tu jornada.

- Busca atajos para reducir el tiempo de trayecto a tu oficina.

- No excedas tu horario laboral.

- Procura platicar por momentos y darte un espacio para caminar o levantarte de tu asiento y realizar estiramientos.

Aplícate con estos sencillos consejos y olvídate del mal del puerco.

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