Francisco Blake, titular de la Segob, muere en accidente aéreo

El secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora y sus colaboradores más cercanos, fallecieron cuando el helicóptero donde viajaban se desplomó al sur de la Ciudad de México, anunció la Presidencia de la República.

El titular de la Segob se dirigía a la Reunión Nacional de Procuradores de Justicia, en Cuernavaca, Morelos. La vocera del Gobierno Federal, Alejandra Sota, señaló que hasta el momento se desconocen las causas del percance.

Blake Mora viajaba acompañado del subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos, Felipe de Jesus Zamora Castro, el secretario de Comunicación Social, Alfredo García Medina, la secretaria Diana Sánchez, el mayor René Sapién, los tenientes Felipe Cortés y Ramón Escobar, así como el mayor Jorge Suárez.

José Francisco Blake Mora asumió el cargo como secretario de Gobernación, en julio de 2010. Es el segundo titular de esa dependencia que muere en un accidente aéreo durante el sexenio de Felipe Calderón, después de que Juan Camilo Mouriño perdiera la vida el 4 de noviembre de 2008 en circunstancias similares.

Estadística de accidentes aéreos

De acuerdo con miblogdeaviacion.blogspot.com, entre el año 2000 y 2008 han muerto mil 150 personas a causa de accidentes aéreos.

La parte del vuelo dónde se producen más muertos es durante el despegue, y en especial en la carrera de despegue. El 50% de los accidentes se debe a un error del piloto, el 22% a un error mecánico, el 12% a causas climatológicas, el 9% a un sabotaje y el 1% a otras causas.

Impacto psicológico en la familia de las víctimas

Los desastres aéreos son sucesos desafortunados que alteran totalmente la vida de los familiares de la víctima de una forma inesperada, debido a que suelen quedar desorientadas y vulnerables.

De acuerdo con la Fundación Piero Rafael Martínez de la Hoz, el trauma es un estado emocional de malestar y estrés asociado a una experiencia catastrófica extraordinaria que vive la familia.

Cuando la muerte ocurre en circunstancias inesperadas y repentinas, sin dar preaviso, el dolor es más agudo y traumático; además, las reacciones son más severas, exageradas y complicadas.

Este estado de choque sobrecarga las capacidades de reaccionar. La persona se siente abrumada por el suceso inesperado e imprevisto, y sus mecanismos para enfrentar la situación resultan insuficientes.

El deudo reconstruye obsesivamente los eventos y el escenario en que sucedieron, buscando entender esa muerte y obtener control sobre ella.

Este tipo de percances genera grandes culpas y auto-reproches en el doliente, debido a que  muchas veces quedan discusiones o peleas sin resolver, y se culpan por haber estado lejos del ser querido.

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