Grasa y sobrepeso no intervienen en problemas de lípidos

El Estudio de la Composición Corporal en el Adulto Mayor elaborado por el Centro de Investigación de Alimentación y Desarrollo CIAD, determinó que existen personas adultas mayores con casi 50% de su peso en grasa. Sin embargo, cuando se analizó su situación de glucosa sanguínea, triglicéridos, colesterol total, HDL, presión arterial y dislipidemia, se encontró que la grasa corporal no estaba relacionada con dichas alteraciones o factores de riesgo.

La anciana o el anciano tiene mayor cantidad de grasa total y central, por lo que se puede pensar que tiene mayor riesgo de alteraciones en el perfil de lípidos (colesterol, total, colesterol bueno, o HDL y triglicéridos) y metabolismo de la glucosa, contribuyendo así a un mayor riesgo de presentar diabetes tipo 2 o alguna enfermedad cardiovascular.

Tanto adultos mayores de peso normal como los gorditos, presentaban hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, hipertensión arterial y anormalidades de la glucosa. Por lo tanto se puede plantear que más que la grasa corporal total, lo más determinante es la localización de la misma.

Por efecto de la edad y el sedentarismo, los adultos mayores sufren cambios hormonales y poseen mayor cantidad de grasa comparada con los adultos. Durante el envejecimiento se acumula paulatinamente más tejido adiposo, al mismo tiempo se pierde masa corporal libre de grasa, particularmente grasa muscular. Las extremidades del adulto mayor, denotan menos cantidad de músculo y abultamiento en la parte central.