Oxigeno hiperbárico terapia en pleno desarrollo

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Salud180, El estilo de vida saludable

POR: Samuel Arroyo

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29-09-2010

La oxigenación hiperbárica consiste en administrar oxígeno a presión elevada con finalidad terapéutica. Su surgimiento y desarrollo están vinculados a métodos de compresión y descompresión, utilizados como tratamiento en la medicina subacuática. Aunque es considerada como una novedad científica, existen referencias de que ya en el año 332 a.C., Alejandro el Grande utilizó cámaras de presión y en 1662, Henshaw, fisiólogo británico, realizó el primer intento de construir una cámara de aire comprimido como procedimiento terapéutico. Sin embargo, hasta mediados del siglo pasado, el cirujano cardiovascular holandés Ite Boerema logró demostrar los beneficios del mecanismo.



Efectos sobre el organismo



Según la Asociación Latinoamericana de Medicina Hiperbárica (ALMH), la oxigenación hiperbárica (OHB) constituye una rama de la medicina de ambientes especiales en pleno desarrollo. Su uso terapéutico se basa en un incremento de la capacidad de difusión y tensión del oxígeno en los líquidos corporales, fundamentalmente en el plasma sanguíneo, al respirar oxígeno puro en condiciones de presión ambiental elevada y en el interior de recipientes herméticos llamados cámaras hiperbáricas. Esta acción genera toda una serie de efectos físicos benéficos de gran aplicación en un número cada vez mayor de enfermedades.

 

 

Enfermedades que se pueden tratar con oxígeno hiperbárico

 

 



Los especialistas de la ALMH señalan que la anticipación en el tratamiento de muchas enfermedades es un factor primordial para poder obtener resultados satisfactorios. Entre las enfermedades y padecimientos que se consideran de “urgencia” a tratar con OHB destacan: pie diabético, intoxicación por monóxido de carbono, humo y/o cianuro y otros venenos tisulares; gangrena gaseosa, enfermedad descompresiva (por buceo), síndrome compartimental y otras isquemias agudas traumáticas. También el herpes zoster, la oclusión de la arteria central de la retina y la neuritis óptica; así como la sordera súbita y el trauma acústico, y las asfixias agudas como el ahogamiento incompleto, estrangulación, ahorcamiento fallido, etc.



Entre las enfermedades no urgentes, el OHB es muy recomendado para tratar padecimientos oftalmológicos como úlceras de la córnea, infecciones oculares, glaucoma de ángulo abierto y retinopatía diabética; problemas ortopédicos como la necrosis aséptica del adulto, retardo en la consolidación de fracturas y como apoyo a injertos óseos. En casos neurológicos de esclerosis múltiple, edema cerebral y como apoyo a la rehabilitación de secuelas neurológicas. En padecimientos gastroenterológicos como la hepatitis viral aguda tipo B, la insuficiencia hepática aguda o la colitis ulcerativa idiopática. El OHB es sumamente útil como apoyo en la rehabilitación de diversas cirugías, así como en el tratamiento de enfermedades angiológicas, ginecológicas y urológicas.



Contraindicaciones más importantes



Aunque la OHB es un método terapéutico relativamente inocuo, no es recomendado para personas que padecen claustrofobia, incompatibilidad con ciertos medicamentos, infecciones respiratorias agudas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, epilepsia, hipertensión arterial descompensada, nefritis aguda, embarazo, glaucoma de ángulo estrecho o que se encuentran bajo tratamiento con medicamentos que eleven la acción tóxica del oxígeno, entre otras muchas contraindicaciones.

 

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